Momentos olvidados

 

Hay recuerdos que llegan a la memoria a través de la fragancia de un desconocido que pasó a nuestro lado,  el exquisito aroma de un café en una pastelería del centro, el petricor que nos pica la nariz, una brisa navideña, o la misma brisa a inicios del verano.
Puede ser una fotografía, un libro, una serie o película o una canción que sonó en la radio.
Y a veces, sin razón aparente o por una conversación cualquiera, una cosa te lleva a la otra y de pronto te embriaga una sensación de melancolía y la añoranza se ensaña en las emociones causando un brote en el pecho que culmina en la mirada cargada de lágrimas que no terminan de salir y se convierten de inmediato en un nudo que se atora en la garganta.
Nunca olvidamos; los recuerdos se guardan en algún rincón de nuestra memoria y lanzamos la llave al viento en un momento cualquiera, olvidando que al terminar en manos del tiempo, ésta llave llega en un momento cualquiera de una manera caprichosa,  activando las más antiguas memorias arrastrándonos inevitablemente a aquellos momentos que creímos olvidados.

Escrita JC Ávalos





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